Una
apisonadora
El
Athletic recupera su versión más contundente, liquida al Almería
en solo diez minutos y se da el gustazo de marcar media docena de
goles que zanjan momentáneamente el debate sobre su puntería.
El
Athletic se dio un atracón. Hizo seis goles con una facilidad
pasmosa y así brindó a su afición un triunfo reconfortante, de lo
más oportuno además, habida cuenta el contexto en que se registró.
Con una remontada pendiente en la Copa a la vuelta de la esquina y
coincidiendo con el cierre de la primera mitad del campeonato de
Liga, los hombres de Ernesto Valverde se gustaron, certificando con
modélica solvencia la distancia que les separa de uno de los
candidatos a pelear por la permanencia. El Almería no pudo ni
ubicarse en el campo, para cuando cayó en la cuenta de que el
partido estaba en marcha, ya lo había perdido. Esa contundencia fue
seguramente lo mejor de todo, pues convenía no dejar ni el más
mínimo resquicio a la duda: era un compromiso asequible sobre el
papel y en estos casos lo ideal es plasmarlo en la práctica con
celeridad. Seis goles bien repartidos favorecieron que no se
invirtiese un gasto exagerado, así como centrarse en lo venidero,
que no es moco de pavo, al menos mientras se prolongue la
participación en el torneo favorito del club.
La
jornada sirvió para dejar sentado que es incierto que el Athletic no
tenga gol, lo que le pasa es que su producción rematadora depende
mucho del escenario, qué otra cosa se puede decir tras los últimos
acontecimientos. La temporada ha dejado múltiples muestras de que es
en San Mamés donde mejor se siente el equipo, es en casa donde
acostumbra a lograr los goles que le hacen falta para sacar adelante
sus compromisos. Ayer la afición asistió a una exhibición de
verticalidad y eficacia que enmudeció, al menos momentáneamente, el
debate generado en las dos actuaciones previas, saldadas con derrotas
evitables con una ligera corrección del punto de mira. Se falló en
demasía frente a Real Sociedad y Betis, pero el Almería no tuvo
tanta suerte.
La
historia del partido celebrado en horario antiguo fue muy breve: el
desenlace quedó rubricado en las dos primeras llegadas al área de
Esteban. Transcurridos diez minutos, los puntos en juego estaban en
el bolsillo, excelente forma de coronar una gran primera vuelta de
Liga, cuyo precedente más cercano se ha de buscar tres décadas
atrás. La voracidad rojiblanca impidió conocer el plan que elaboró
Francisco para Bilbao. Su equipo no se enteró de la fiesta, los
rivales le entraron por todos los lados y cada aproximación a los
dominios de Esteban fue una ocasión de peligro. No hizo falta
elaborar ni afinar la puntería a base de insistencia. Ir, golpear y
repetir. Una larguísima pared entre Rico y Aduriz dio pie a que el
centrocampista renovase su ardiente idilio con el gol, mediante un
remate muy bien dirigido que salvó con limpieza la oposición de dos
defensas y el portero.
Hecho
el primer roto, el segundo de la tarde no se hizo esperar y el
protagonismo le correspondió a un Herrera que necesitaba levantar
los brazos como el comer. A estas alturas, la consolidación de la
segunda línea como clave en la pizarra de Valverde para desatascar
partidos es incuestionable. Laporte anotó el tercero a balón
parado, algo que pudo ocurrir un cuarto hora antes en otro córner
botado por Susaeta. La debilidad de la zaga andaluza ante la decisión
y el ansia que rezumaba el Athletic era una invitación permanente a
un resultado escandaloso, pero tanta facilidad a veces es
contraproducente porque provoca un relajo instintivo. Desde el 2-0 ya
se apreció que el Athletic levantaba el pie del acelerador, lo cual
no rebajó su concentración en labores sin pelota, aunque se
resintiera algo la creatividad.
El
gol del Almería puede catalogarse como un despiste admisible por
cuanto la falta estuvo muy bien templada por Verza y la peinada le
salió perfecta al luso Barbosa. La rápida respuesta local mereció
idéntica suerte: Rico sirvió con mucho gusto al segundo palo y
Aduriz se elevó como solo él sabe para conectar un cabezazo de
manual que se marchó por centímetros. A la vuelta del descanso se
resarció el ariete con una volea a bocajarro tras disputar Muniain
un centro de Ibai, que acababa de incorporarse. Fue el primero de los
cambios que Valverde estaba obligado a efectuar con celeridad
pensando en que la semana viene cargadita.
BESTE
BAT El partido no experimentó variaciones sustanciales: hacía
muchos minutos que el desánimo había hecho mella en las filas de un
Almería incapaz de frenar el dinamismo del anfitrión, que se
desenvolvía con una comodidad exagerada. Rico e Iturraspe abusaban
de su poderío en la zona ancha, apoyándose oportunamente en los
centrales, y el resto se proyectaba ofensivamente, con mayor o menor
fortuna, pero sin pausa. A grito pelado la grada empezó a pedir más
goles después de que Muniain, maltrecho, cediese su plaza a De
Marcos. Parecía una cuestión de tiempo que llegasen, pues todo
discurría en una única dirección, la diferencia entre los
contendientes era palmaria. Fue poco después de la extraordinaria
noticia de un córner contra Iraizoz, Ibai recibió en la frontal y
apuntó a la escuadra opuesta, el sitio por el que la pelota entró
limpia.
El
caluroso recibimiento a Kike Sola reactivó la expectativa de que se
alcanzase la media docena, marca a la que ciertamente el Athletic se
había hecho acreedor con su notable puesta en escena. El Almería
adecentaba su estadística de posesión en una fase presidida por la
natural distensión del Athletic. El encuentro languidecía, tampoco
se trataba de hacer más sangre y en la mente de los jugadores
revoloteaba la cita copera del miércoles. Entonces, Iturraspe templó
desde la derecha y Trujillo derribó con aparatosidad a Sola. Penalti
para redondear la faena, bueno a ver, esto es mucho decir en este
equipo, pero… Sí, Ibai lo ejecutó con tino, lo arrimó mucho al
palo izquierdo de Esteban, a ras de césped, y enterró así otro
maleficio que, este sí, lleva mucho tiempo rondando al equipo.
El
Almería fue el sparring idóneo para que el Athletic
completase el ensayo de lo que se espera suceda en la siguiente cita,
que reparte un billete para los cuartos de final de la Copa. La
garganta de San Mamés ya se ha calentado para cantar más goles.
ATHLETIC:
Iraizoz, Iraola, San José, Laporte, Balenziaga, Iturraspe, Rico;
Susaeta (Min. 50, Ibai), Herrera, Muniain (Min. 61, De Marcos) y
Aduriz (Min. 75, Sola).
ALMERÍA:
Esteban, Rafita, Trujillo, Torsiglieri, Dubarbier, Verza, Ramón
Azeez, Aleix Vidal (Min. 67, Suso), Soriano (Min. 54, Tebar), Hélder
Barbosa y Óscar Díaz (Min. 54, Zongo).
Goles:1-0:
Min. 6; Rico. 2-0: Min. 11; Herrera. 3-0: Min. 30; Laporte. 3-1: Min.
34; Hélder Barbosa. 4-1: Min. 52; Aduriz. 5-1: Min. 68; Ibai Gómez.
6-1: Min. 86; Ibai Gómez, de penalti.
Árbitro:Gil
Manzano (Comité Extremeño). Por parte del Athletic amonestó a San
José (Min. 33) y Rico (Min. 83). Del Almería mostró amarilla a
Torsiglieri (Min. 36).
Incidencias:Unos
32.000 espectadores. Los jugadores del Almería saltaron al terreno
de juego con unas camisetas recordando al recientemente fallecido
Maguregi, entrenador que subió a Primera a su equipo en 1979.
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