José
María Maguregui, uno de los representantes de un Athletic
imborrable, ganador de una Liga y tres Copas -una con aquel heroico
equipo bautizado como el de los 'once aldeanos' que tumbó en el
Bernabéu al Madrid de Di Stéfano en 1958, aunque él no disputó
esa final-, falleció ayer a los 79 años. Nacido en Ugao, marcó una
época en el césped, dorada, con ese inolvidable centro del campo
que cimentó junto a Mauri, y también como entrenador: su presencia
en el banquillo casi aseguraba el ascenso a Primera, como sucedió
con el Racing en sus dos etapas, con el Celta y también con el
Almería. Se fue ayer un sabio del fútbol, representante de una
generación fundamental en la historia rojiblanca, un hombre que
estuvo nueve temporadas en el primer equipo y llegó a ser
internacional con España: sumó siete duelos con el combinado y una
diana.
A
primera hora, el Athletic informaba de su muerte. Maguregui, que pisó
por última vez San Mamés el 5 de junio en la despedida del campo,
llevaba tiempo luchando contra la enfermedad que, al final, ha podido
con él. Sin embargo, en el terreno de juego pocos eran capaces de
batirle a él y a Mauri, dos futbolistas cuya relación trascendió
el campo, como la de casi todos los integrantes de la plantilla del
Athletic de aquellas décadas. Eran amigos. «Muy buenos. Formábamos
una pareja muy compenetrada, jugábamos con mucha ilusión. Él era
más técnico, yo era más físico. Éramos malabaristas del balón.
A los 22 años, éramos maravillosos», rescató hace más de dos
años Mauri en una entrevista con la Federación Española de Fútbol.
De la misma quinta, del 34.
De
la calidad y eficacia de este dúo da cuenta José Julián Lertxundi,
expresidente del club. «Formaban una línea media que fue un señuelo
importante de la historia del Athletic y el fútbol español». « Y
él era un centrocampista zurdo de categoría. La derecha sólo la
tenía para andar. Tenía un avance, un trote, que se podría
asemejar a lo que más tarde fue Fidel Uriarte. Era un pedazo de
jugador, entrañable, que nos deja un recuerdo imborrable», se
detiene Lertxundi en el fallecido. Maguregui, cuyo funeral se
celebrará hoy a las 19 horas en la parroquia de San Bartolomé
(Ugao), fichó por la entidad vizcaína procedente del Villosa
(actual Laudio), se le cedió al Arenas de Getxo (1951-52) y se
estrenó en la elite en septiembre de 1952 a las órdenes de Antonio
Barrios en Santander ante un Racing en el que también ocupa un lugar
de honor: estuvo nueve temporadas en el banquillo cántabro, en dos
etapas, y le brindó tres ascensos. Fuente: El Correo.